Por Mayra Ortiz
El término “una sola carne” se basa en el proceso por el cual Dios creó a Eva de una costilla tomada del costado de Adán mientras dormía. Adán reconoció que Eva era parte de él; de hecho, eran “una sola carne”. El término “una sola carne” significa que, así como nuestros cuerpos son un todo, y no pueden ser divididos en pedazos y aun así seguir siendo una unidad, de la misma manera Dios decidió que sucediera con la relación matrimonial. Ya no son más dos entidades (dos individuos), sino que ahora son una sola entidad (una pareja casada).
Emocionalmente, espiritualmente, intelectualmente, financieramente y en cualquier otro aspecto, la pareja debe convertirse en uno. Así como una parte del cuerpo cuida de las otras partes del organismo (el estómago digiere la comida para el cuerpo, el cerebro dirige al cuerpo por el bien del ser, las manos trabajan para el beneficio del cuerpo, etc.), igualmente en el matrimonio, cada cónyuge debe cuidar del otro. Cada cónyuge ya no debe ver el dinero ganado como “mi” dinero, sino como “nuestro” dinero. Efesios 5:22-23 y Proverbios 31:10-31, nos dan la aplicación de esta “unidad” en el papel del esposo y la esposa respectivamente.
Cada cosa que el hombre le haga a su mujer se lo esta haciendo a el mismo y cada cosa que la mujer le haga al hombre se lo esta haciendo a ella misma, y nadie, nunca nadie lastimo su propio cuerpo sin sentido. Nadie alimento un brazo mas que el otro, nadie perfumo un lado del cuerpo mas que otro.
Si miramos el matrimonio como ese UNO entonces creo que nos lastimaríamos menos, nos cuidaríamos mas y nos amaríamos mas.